17 de noviembre de 2007

Papá, ¿cuando llegamos?

Esa tediosa y desesperante pregunta: ¿Cuando llegamos? ¿Falta muchooooo?
Imaginarlo. El crío votando de un lado al otro en el asiento de atrás del coche familiar y sin parar de formular la preguntita del diablo: ¿Falta mucho para llegar? ¿Falta mucho? ¿Falta mucho? ¿Cuanto falta?
"Faltan treinta segundos menos desde la última vez que preguntaste"
Por Dios, ¿existe otra pesadilla peor?

Pues si, existe. Cuando no es eso, son los cánticos familiares sectarios a ritmo conjunto dentro del auto. Y no me refiero a: "Señor conductor acelere, acelere", esa nunca la cantan, seguro que los de la Dirección General de Tráfico la han vetado y puesto en una lista negra, al igual te quitan puntos del carné solo de tararearla... Me refiero a esas famosas canciones pegadizas y de letra fácil, que unen a toda la familia a base de gallos y desafinos constantes al estilo familia americana feliz. Y luego se extrañan que el vehículo se pare de repente: "una avería. Es imposible. Si llevé el coche a revisión y le hicieron una puesta a punto antes de emprender el viaje". Si, si, lo que tu quieras... y los miembros de la familia van desapareciendo poco a poco de forma misteriosa y macabra. ¿A ver que esperabas? Si es que vas tentando al destino y ¡no es para menos! Cantando esas canciones al unisono sin escrúpulos ni respeto por los demás. ¡Vamos hombre! Si os habéis cargado a la mujer fantasma de la curva con traje de novia, cuando habéis pasado desafinando por al lado cantando: "A contar mentiras tralalá", ¡Insensatos insensibles! Luego cuando sale un tío con un garfio afilado en la mano izquierda persiguiéndote te quejarás.

Hay otra variedad más, también muy conocida, de juego de cantar abordo del coche. Me refiero a esa de hacer playback con las canciones que suenan en la radio e intentar clavar siempre la última palabra de cada frase del cantante. Exacto, ese juego de "voy a demostrar que esta canción me la sé y la bordo" y acaba siendo siempre un "lalalalalatariroriro... soñar!... lerelelelela... mundo!... mmmmmmm-ca!" Al final se acaba solo con la última silaba de cada frase. Riete de los karaokes japoneses,¡macho! Si estuvieran en el coche se practicaban un arakiri antes de dar tiempo a que sonara de nuevo el estribillo principal.

Otro juego macabro de película de miedo, el juego de "a ver si consigo que pierdas los nervios", este es bueno, bueno. La niña repelente, esa que está sentada al lado del niño que no para de votar de un lado a otro, se dedica a repetir lo que dices constantemente como si fuera un loro de feria. ¡Bah! Si todos lo hemos hecho, ahora no disimuléis, medias risas tontas de esas que realmente dicen: "Que gracia, pero, joder, este tío me ha calado". Luego los de DGT, si esos que multan por cantar la canción de acelere conductor, no nos dejan hablar por el móvil, encendernos un pitillo, aflojar la radio, ajustar el GPS,... bueno, ¿y con la niña repelente que repite todo lo que digo que pasa? ¿Esa si que se puede llevar sin peligro? Pero bueno, si dan ganas de desactivar o pinchar el airbag para acabar antes con el sufrimiento...
"¿Quieres dejar de repetir todo lo que digo?""¿Quieres dejar de repetir todo lo que digo?"
"Porque no juegas a callarte un rato" "Porque no juegas a callarte un rato"
Vamos que ni la frase más famosa del rey de España... "¿Porque no te callas?" puede acabar con tan burla actuación dantesca, que luego, ya verás tu como salta Chávez disfrazado de niña repelente: "¿Porque no te callas?" y ya tenemos lío para rato. Verdaderamente desesperante amigos, podría con los nervios más templados y sumisos, sin ningún tipo de duda.

¿Seguro que los mayores porcentajes de accidentes los provoca la velocidad descontrolada, una conducción agresiva o los efectos del alcohol? A veces deberíamos de valorar mejor nuestra compañía al volante.

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