6 de noviembre de 2007

Dios frío azulado

Los 80's.... ¡Que tiempos aquellos!
La verdad es que sabemos que nos hemos hecho viejos cuando vivimos más en el pasado que en el presente. Pero se hace difícil a veces escapar de las cosas vividas sin mirar atrás. ¡Nada! A estas alturas, no hay que esconderse, siempre nos ha gustado mirar las partes traseras de las cosas, ¿para que nos vamos a engañar?
Imagino que hasta cierto punto puede ser algo normal. Lo que no se puede consentir son las regresiones continuas a la mili. Lo siento papá, hoy no pienso tocar ese tema. Milicias, amoríos, conquistas y demás fetichismos no entran dentro de esta modalidad. Se siente.
Me refiero más bien a cosas que nos marcaron en los ochenta.
Por ejemplo, ¿quién no se acuerda de aquel helado de la Frigo en forma de tiburón?
Friguron, polo tiburón, "el tiburón"... No sé como lo llamaríais, pero me refiero al mítico helado de hielo de color azul de sabor a... ¿a que demonios sabía aquel helado? ¿A Piña? ¿A frambuesa mezclado con JB? ¿Redbull caducado con una pizca de anís del mono? La verdad, esta pregunta me la he planteado diez mil veces y aun sigo sin saberlo. Sin embargo, lo importante es que sabía muy bien, que enganchaba, que te hubieras alimentado durante toda tu infancia, única i constantemente de aquello azulado a base de zumo de pitufos.
Más tarde, hablando con mucha gente e intercambiando opiniones dispares, es cuando me he dado cuenta de que aquel helado marcó un antes y un después en la vida de todos, todo el mundo lo había probado y reconocía abiertamente que, si no se trataba de un fan incondicional, si al menos, había sucumbido bastantes veces al seductor sabor del tiburón azul.
Sin embargo, misterios de la vida, Frigo decidió retirar su comercialización. ¿Porque? No lo sé. Pero es posible que esa pregunta esté proporcionalmente relacionada con la que nos hacíamos antes: ¿De qué estaba hecho?
Preguntas sin respuestas sobre un producto que murió joven y en su mejor época, tal y como marcan los cánones, "Vive rápido, muere joven", lo que sin duda ayudó a forjar la leyenda del dios frío azulado.
Y por las calles, iglesias, colegios, casas, playas y piscinas, todavía hoy se puede oír:

Frigurón nuestro, que estáis desaparecido,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu sabor;
hágase tu helado en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestra ración de cada día;
perdona nuestras caries,
como también nosotros perdonamos tu origen desconocido,
no nos dejes escapar de la tentación,
líbranos del calor infernal. Amén.

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